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Ethical Issues and Vaccines

Perspectivas culturales sobre la vacunación

Las opiniones públicas sobre la vacunación incluyen creencias variadas y profundamente arraigadas, lo cual es un resultado de la tensión entre puntos de vista culturales y sistemas de valores discrepantes. Varias perspectivas culturales clave sobre la vacunación surgen de: (1) derechos individuales y posturas de salud pública hacia la vacunación, (2) diversos puntos de vista religiosos y objeciones a las vacunas, y (3) sospecha y desconfianza de las vacunas entre diferentes culturas y comunidades de EE.UU. y del mundo.

Las posturas individuales frente a las de la salud pública 

Muchos países requieren que sus ciudadanos reciban ciertas vacunas. En Estados Unidos, las leyes estatales imponen vacunaciones obligatorias, como las que se exigen a los niños para que entren a la escuela. Las controversias sobre eficacia, seguridad y moralidad de la vacunación obligatoria surgen por la antigua tensión entre dos metas que a veces discrepan: proteger las libertades individuales y proteger la salud pública.

Las prioridades personales  frente a las de la salud pública se argumentaron por primera vez hace más de 100 años en la Corte Suprema de EE.UU. En el caso Jacobson vs. Massachusetts, un residente de la ciudad de Cambridge se rehusó a ser vacunado contra la viruela porque creía que la ley violaba su derecho de cuidar su propio cuerpo como él creía mejor. La Corte rechazó la oposición de Jacobson. Este fallo de 1905 fue trascendental, y ha servido como fundamento para las acciones del estado que limitan las libertades individuales con el fin de proteger la salud pública.

Existe tensión porque los reglamentos de salud pública buscan proteger a tanta gente como sea posible, pero a veces se privilegian las necesidades del grupo sobre las preferencias individuales. En el caso de la vacunación, es obligatorio sacrificar la autonomía individual para proteger a las comunidades de las enfermedades. Las personas no vacunadas representan un riesgo para los niños o para personas con contraindicaciones médicas que no se pueden vacunar, así como para las personas vacunadas (las vacunas no son 100% efectivas). 

Sin embargo, todas las intervenciones de salud pública, incluso la vacunación, implican riesgos para la salud. Además, el individualismo es un postulado sólido en los ideales y valores de los ciudadanos de EE.UU. Por lo tanto, las personas desean ejercer su derecho de protegerse a sí mismas y/o a sus hijos si no aceptan las evidencias médicas existentes sobre la seguridad relativa de las vacunas, o si sus creencias ideológicas no respaldan la vacunación.

Contar con buenas políticas de salud pública, equilibra los derechos individuales y las necesidades de la comunidad. Por lo tanto, los funcionarios de salud pública deben reconocer y respetar las diversas perspectivas sociales y culturales que haya sobre las políticas de vacunación, con el fin de ayudar a respaldar su éxito y aceptación. 

Perspectivas religiosas y objeciones a las vacunas 

Ciertas religiones y sistemas de creencias promueven perspectivas alternativas para la vacunación. Las objeciones religiosas a las vacunas se basan por lo general en: (1) los dilemas éticos relacionados con el uso de células de tejidos humanos para crear vacunas, y (2) creencia de que el cuerpo es sagrado y que no debe recibir ciertos químicos, sangre o tejidos de animales, y que debe ser sanado por Dios, o por medios naturales.

Por ejemplo, la iglesia católica reconoce el valor de las vacunas y la importancia de proteger la salud individual y comunitaria. Sin embargo, afirma que sus feligreses deben buscar alternativas cuando estén disponibles, a las vacunas que se producen usando líneas celulares derivadas de fetos abortados.  Los científicos cristianos no tienen una política formal contra las vacunas, pero en general confían en la oración para sanar; creen que las intervenciones médicas, que podrían incluir a las vacunas, son innecesarias. 

Muchos estados de EE.UU., con la excepción de Virginia Occidental y Misisipí, permiten que las personas soliciten exenciones religiosas a las vacunas obligatorias, con base en sus creencias y objeciones religiosas. Las exenciones a las vacunas por motivos religiosos han aumentado en años recientes. Aunque los niños y adultos con estas exenciones comprenden una parte pequeña de la población en general, a menudo son el centro de controversias y atención de los medios. Las infecciones pueden contagiarse rápidamente a través de comunidades geográficamente pequeñas, ya sean sociales y/o eclesiásticas, que no estén vacunadas. Por ejemplo, en 1990 en Filadelfia surgió un brote importante de sarampión entre niños en edad escolar sin vacunar que eran feligreses de dos iglesias fundamentalistas, las cuales confiaban en la oración para sanar y se oponían a las vacunas. En 1994 surgió un brote de sarampión en una comunidad de la ciencia cristiana que objetaba la vacunación. El brote se originó con una adolescente que vivía en Illinois y asistió a un internado de la ciencia cristiana en Misuri. Su enfermedad contribuyó a brotes significativos entre los dos estados. Más recientemente, en 2005, surgió un brote de sarampión entre los miembros de una comunidad religiosa que se oponían a la vacunación en Indiana, cuando un adolescente sin vacunar regresó enfermo de un viaje por el extranjero, e infectó a otros en una reunión social de la iglesia.

Debido a estos brotes, y a la cada vez mayor cantidad de exenciones a las vacunas por motivos religiosos, el CDC (Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades) y otros funcionarios médicos y de salud pública advierten a los padres de familia que los niños sin vacunar tienen un mayor riesgo de adquirir infecciones prevenibles con las vacunas. 

Sospechas y desconfianza hacia las vacunas 

Las sospechas y temores debidos a la vacunación son bastante usuales, en particular entre ciertas comunidades específicas y sin derecho a voto en Estados Unidos e internacionales. Para estas comunidades, la sospecha se entiende mejor en un contexto social e histórico de desigualdad y desconfianza; por ejemplo, varios estudios han descubierto que el legado del racismo en la medicina, y el estudio de la sífilis en Tuskegee, un ensayo clínico realizado en afroamericanos a quienes se les negaron las oportunidades de tratamiento adecuado, son factores clave que subyacen en la desconfianza de los afroamericanos ante las intervenciones médicas y de salud pública, lo cual incluye a la vacunación.

A nivel internacional, en partes de Asia y África a menudo se relaciona la desconfianza hacia las vacunas con teorías de un “complot occidental”, que sugiere que las vacunas son estratagemas para esterilizar o infectar a comunidades no occidentales.  Las sospechas contra las diferentes infecciones y vacunas tienen más de 20 años; por ejemplo, en 1990 en Camerún, los rumores y temores de que los funcionarios de salud pública aplicaban una gama de vacunas infantiles para esterilizar mujeres frustró los esfuerzos de vacunación en el país.]  De manera similar, en Tanzania, a mitad de la década de 1990, un misionero expresó inquietud por la vacunación contra el tétanos, generando rumores sobre la esterilización, y se detuvo la campaña.  Y en 2005, las sospechas sobre la vacuna contra el sarampión condujeron a una disminución en las tasas de vacunación, y aumentaron las infecciones en Nigeria. 

Uno de los casos más sorprendentes de sospecha contra las vacunas en África tuvo que ver con la vacuna contra la polio. En 1999, el periodista británico Edward Hooper escribió The River: A Journey to the Source of HIV/AIDS (El río: un viaje rumbo al origen del VIH y el SIDA)Él especulaba que el virus que provoca el SIDA hacía la transición de los monos a los humanos a través de la vacuna contra la polio. Argumentó que la vacuna contra la polio estaba hecha de células de chimpancés infectados con el VIH de los primates (virus de inmunodeficiencia en simios, o VIS), que se adaptaba en humanos y provocaba la enfermedad; igualmente, que había coincidencias en los sitios donde se había aplicado la vacuna contra la polio por primera vez, y se originaron los primeros casos de VIH. Aunque los científicos y los académicos médicos han suministrado gran cantidad de pruebas para descartar las ideas de Hooper, la atención de los medios ha originado teorías conspiratorias e inquietud en todo el mundo. 

Las objeciones religiosas de los fundamentalistas musulmanes han impulsado sospechas sobre la vacuna contra la polio en tres países diferentes donde la polio sigue siendo endémica: Paquistán, Afganistán y Nigeria. Por ejemplo, los talibanes locales en el sur de Afganistán han descrito a la vacunación contra la polio como un complot estadounidense para esterilizar poblaciones musulmanas, y como un intento de impedir la voluntad de Alá. Incluso, la resistencia a la vacunación ha tenido como resultado golpizas y secuestros con violencia.]  Objeciones similares han detenido las campañas de vacunación contra la polio en Nigeria. En 2003, líderes religiosos de tres estados nigerianos diferentes afirmaron que las vacunas estaban contaminadas con el virus que provoca el SIDA y con agentes que causaban la esterilización y el cáncer; a pesar de las pruebas que confirmaron la seguridad de las vacunas. Finalmente, el punto muerto se resolvió mediante el diálogo entre líderes políticos y religiosos, la OMS y la UNICEF. En Pakistán, unos militantes talibanes han atacado a los trabajadores de la vacunación contra la poliomielitis y sus fuerzas de seguridad. Más de 70 trabajadores han sido matador  desde que los ataques comenzaron en 2012.

Las perspectivas culturales y opiniones discrepantes hacia la vacunación, incluyendo objeciones libertarias y religiosas, así como las sospechas ante las vacunas, indican la necesidad de continuar con la comunicación y la colaboración entre funcionarios médicos y de salud pública y el público con respecto a políticas de vacunación aceptables y eficaces.


Fuentes de información

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Ultima actualización 10 enero 2018