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Diseases

Vacunas contra enfermedades de transmisión sexual

¿Qué es una ETS?

ETS significa: Enfermedad de Transmisión Sexual (también se usa infección por transmisión sexual, o ITS). La gente contrae una ETS a través del contacto sexual con una persona infectada. Algunas ETS tienen otros medios de transmisión que no son sexuales, y el riesgo de contraer una ETS puede reducirse al evitar el contacto sexual, a través del uso consciente de condones durante la actividad sexual, o practicando formas más seguras de intimidad sexual. En algunos casos, la gente puede reducir más su riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual mediante la vacunación.

¿Para qué enfermedades de transmisión sexual hay vacunas?

Algunas ETS, como gonorrea, clamidia y sífilis son ocasionadas por bacterias, y por lo general, los antibióticos son un tratamiento más eficaz, aunque muchos pacientes no saben que están infectados y pueden contagiar la enfermedad a otras parejas. La disponibilidad de tratamientos significa que la necesidad de tener vacunas contra estas enfermedades no es una prioridad, aunque la resistencia cada vez mayor de la gonorrea a los antibióticos puede conducir a un cambio en las prioridades.

A menudo, las ETS virales son altamente persistentes, a pesar de las opciones terapéuticas actuales, o no tienen un tratamiento disponible aceptable, por lo tanto, las vacunas para ciertas ETS virales están en uso y otras están en desarrollo.

En uso: Vacunas VPH

Los virus del papiloma humano (VPH, o HPV, por sus siglas en inglés) pertenecen a una gran familia de virus, solo que algunos de ellos se transmiten sexualmente. Este artículo tratará únicamente sobre los VPH de transmisión sexual.

Muchas personas que contraen el VPH no presentan síntomas, y arrojan rápidamente al virus del cuerpo. Sin embargo, en otras personas, ciertos tipos de VPH provocan verrugas genitales. Otros tipos de VPH son la causa principal de cáncer cervical, y algunos están relacionados con cáncer anal, de pene, de boca y de garganta.

El VPH es muy común: un estudio reciente mostró que casi un 27% de las mujeres entre 14 y 59 años presentaron casos positivos de una o más cepas de VPH, y es posible que las tasas en los hombres sean similares. Los modelos matemáticos han demostrado que más de un 80% de las mujeres habrán sido infectadas por VPH genital para cuando lleguen a los 50 años.

La administración de comida y medicina de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó Gardasil (HPV4), una vacuna de Merck contra cuatro tipos de VPH, en el 2006, y Gardasil 9 (HPV9), contra nueve tipos de VPH, en 2014. El FDA aprobó otra vacuna, Cervarix (HPV 2) de GlaxoSmithKline, la cual protege contra dos tipos de VPH de alto riesgo, en el 2009. Las vacunas usan una proteína de la vaina de ciertos tipos de VPH: no contienen ADN ni ARN viral, así que no pueden causar enfermedad o multiplicarse en el cuerpo. 

A continuación se presentan las recomendaciones y lineamientos actuales en EE.UU. para la vacuna contra el VPH:

La edad recomendada para la vacunación de mujeres contra el VPH es de 11 a 12 años. La vacuna se puede aplicar a tan corta edad como los 9 años. Se recomienda la vacuna como medida de precaución para mujeres de 13 a 26 años que no han sido vacunadas anteriormente. La vacunación  sería más eficaz si se aplica antes de una exposición al VPH a través de contacto sexual.

Además, el Comité Asesor sobre Prácticas de Vacunación ofrece el siguiente lineamiento para la vacuna contra el VPH en hombres:

La edad recomendada para la vacunación de hombres contra el VPH es de 11 a 12 años. Se recomienda la vacuna como medida de precaución para hombres de 13 a 21 años que no han sido vacunadas anteriormente. Hombres de 22-26 años pueden ser vacunados.  La vacunación sería más eficaz si se aplica antes de una exposición al VPH a través de contacto sexual.

Para todos los adolescentes, la vacuna se administra como una serie de 2 dosis si la serie se inicia antes de los 15 años. Si la serie se inicia a los 15 años o más, se administran 3 dosis de vacuna.

En uso: Vacunas contra la hepatitis B

La hepatitis B es una enfermedad ocasionada por el virus de la hepatitis B (HBV) y se transmite mediante el contacto con fluidos corporales infectados. También puede contagiarse sexualmente, al compartir equipo para inyectarse drogas o agujas, al nacer de una madre infectada, al tener contacto con llagas o heridas abiertas de una persona infectada, y al compartir navajas de rasurar, o cepillos de dientes, con una persona infectada. Los síntomas de la infección por hepatitis B incluyen fiebre, dolor abdominal e ictericia, entre otros. Hasta un 95% de los adultos infectados por el virus se recuperan, y no persiste la infección crónica (permanente), en los adultos restantes persiste la infección y hay riesgo de una hepatopatía grave.

La situación es diferente para los niños: los niños y bebés infectados con hepatitis B tienen muchas más posibilidades que los adultos de permanecer con una infección crónica.

La FDA ha otorgado autorización oficial a varias vacunas contra la hepatitis B para que se usen en Estados Unidos, y han formado parte del programa de inmunización infantil de rutina desde 1994. A continuación presentamos la recomendación general del uso de la vacuna:

Se recomienda la vacunación contra la hepatitis B a todos los niños desde que nacen, en una serie de tres dosis distribuida en muchos meses. Además, se recomienda que reciban la vacuna todos los niños y adolescentes menores de 19 años que no hayan sido vacunados, así como la población de adultos en riesgo de infectarse con HBV.

En desarrollo: Vacunas contra el herpes genital

El herpes genital es una infección viral ocasionada por los virus herpes simplex. Algunas personas infectadas pueden presentar pocos síntomas de la enfermedad, o ninguno, pero muchas otras sufren de ampollas y llagas en la zona genital. La infección puede permanecer en el cuerpo indefinidamente, y las llagas pueden repetirse una y otra vez.

Los investigadores han creado muchas vacunas experimentales contra el herpes, tanto atenuadas como inactivas, desde la década de 1930 hasta la de 1970, aunque ninguna ha sido lo suficientemente eficaz como para recibir aprobación y licencia.

El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, y la compañía farmacéutica GlaxoSmithKline patrocinaron en conjunto una prueba clínica de fase 3 para una vacuna subunitaria candidata contra el herpes en casi 8,000 mujeres de todo el país. La vacuna ya se había probado en un subconjunto de mujeres, y parecía prometedora. Sin embargo, en septiembre de 2010, los investigadores informaron que la prueba de fase 3 no había demostrado que la vacuna fuera eficaz; otra vacuna candidata para el herpes, patrocinada por Sanofi Pasteur, utiliza el virus completo y se encuentra en estudios preclínicos.

A pesar de lo útil que sería tener una vacuna altamente eficaz contra el herpes simplex, las opciones actuales no son de gran utilidad.

En desarrollo: Vacunas contra el VIH

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el agente que provoca el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). El VIH se puede transmitir por contacto sexual con una persona infectada (puede transmitirse también por otros tipos de contacto con fluidos corporales contaminados).

Cuando una persona contrae el VIH, podría tener una enfermedad de leve a moderada con fiebre; después de que cesan estos síntomas, el virus persiste en estado latente y provoca lentamente daños al sistema inmunológico. Los medicamentos pueden mantener a la gente saludable durante muchos años, y tal vez indefinidamente. Una persona con una infección por VIH que ha progresado al SIDA también puede beneficiarse por el tratamiento con medicinas, también puede haber una restauración sustancial de la función inmunológica mientras el paciente se mantenga en tratamiento activo. Una persona con SIDA tiene grandes dificultades para combatir otras enfermedades, debido al daño que sufren los glóbulos blancos, que combaten las enfermedades del cuerpo.

El avance hacia una vacuna contra el VIH ha sido lento desde que se aisló al virus en 1983; solamente tres vacunas contra el VIH se han probado en ensayos de eficacia clínica. Existen varias razones por las cuales es difícil producir una vacuna contra el VIH: 

  • El VIH muta, o cambia, mucho más rápido que la mayoría de los otros virus. Hacer una vacuna para un virus que cambia rápidamente es una tarea desafiante para los investigadores de vacunas.
  • El VIH daña las células del sistema inmunológico, pero para que una vacuna sea eficaz debe activar el sistema inmunológico para combatir al agente de la enfermedad. Así que, un desafío para los investigadores de la vacuna contra el VIH es crear una vacuna que interactúe con el sistema inmunológico, de tal manera que sea muy diferente al comportamiento natural del virus.

A la fecha, los investigadores han creado varias vacunas candidatas contra el VIH, pero ninguna ha tenido un desempeño suficientemente bueno en las pruebas clínicas, como para que la aprueben.

En conclusión

Los investigadores han creado vacunas para dos enfermedades de transmisión sexual, y los intentos continuos para crear vacunas para el herpes y el VIH podrían tener éxito en el futuro.


Fuentes de información

Centers for Disease Control and Prevention. . Acesado el 25 enero 2018.

CDC. . Epidemiology and Prevention of Vaccine-Preventable Diseases. Atkinson, W., Wolfe, S., Hamborsky,J., McIntyre, L., eds. 13th ed. Washington DC: Public Health Foundation, 2015. Acesado el 25 enero 2018.

Cohen, J. Painful failure of promising genital herpes vaccine. Science. 15 October 2010 330:304.

Clinical Trials. . Identifier NCT00057330. Actualizado el 30 septiembre 2016. Acesado el 25 enero 2018.

CDC. . Acesado el 25 enero 2018.

 

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Ultima actualización 29 agosto 2017